Imagen tomada de la red |
Las horas pasan tan rápido que de pronto son días, semanas, meses y cuando nos damos cuenta AÑOS!!!! Llevo toda mi vida viviendo a ese ritmo tan frenético y aún no me acostumbro, a veces me siento tan frustrada porque ello no me permita conocer de verdad a quienes me rodean.
A lo largo del día me tropiezo con muchas personas, pero ¿a cuántas de ellas conozco realmente?. Si pudiésemos dedicar tan sólo un minuto a pensar quién es ese que se sienta a nuestro lado en el autobús, quién es esa que nos atiende cada mañana en la cafetería, o quién es el que mantiene limpio nuestro lugar de trabajo/estudio .
En nuestra sociedad todo está concebido para que actuemos como máquinas, para que no nos preocupe nada más que lo nuestro, como si los demás no fuesen también seres humanos. ¿Por qué hemos perdido ese interés por comprendernos, por conocernos, por sentirnos cerca?
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El mundo cada vez se vuelve un lugar más caótico, y somos nosotros responsables de ello. Somos responsables desde el momento en que no pensamos que un acto que puede beneficiarnos, quizás perjudique a otro; somos responsables desde el momento en que estropeamos el trabajo que otro con tanto esfuerzo ha realizado; somos responsables desde el momento en que llevamos a cabo una acción de la que somos conscientes que lastimará a otro...
¿Y por qué ocurre todo esto? Simplemente por no conocernos, ni tan siquiera intentamos entendernos a nosotros mismos. Creo que el ser humano tiene miles de cosas hermosas que aportar, que cada uno sin importar de donde venga, posee cualidades distintas que son muy valiosas y que deberíamos compartir para enriquecernos mutuamente.
Todos tenemos problemas, todos sufrimos, lloramos, nos hieren, pero también amamos, reímos... Si tan sólo dedicásemos un minuto de nuestra existencia a intentar conocer a quien está a nuestro lado, en lugar de criticarlo seguramente lo entenderíamos; seguramente el mundo sería un lugar mejor.